Diego Hernández: “Mi plan es dedicarme los próximos tres años a la Sonami”
Como un deber califica Diego Hernández su nueva apuesta por presidir la Sonami. Por eso, adelanta que con esta nominación está poniendo fin a los cargos ejecutivos. Su meta es volver a posicionar al sector como un motor de inversiones y a Chile en los ojos de los inversionistas extranjeros.
Una nueva etapa en su vida profesional quiere iniciar Diego Hernández. El presidente ejecutivo de Antofagasta plc hasta abril pasado y actual asesor del grupo hasta fines de agosto quiere dejar los cargos ejecutivos, los que ha ocupado mayormente en sus 43 años de carrera en la industria minera nacional e internacional.
Hoy dice que considera “un deber aportar para hacer que la minería siga siendo importante para el país”.
Por eso, aceptó presentarse a la presidencia de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), gremio que reúne a la pequeña, mediana y gran minería, en reemplazo del actual timonel, Alberto Salas. “Esto lo hemos conversado con Alberto hace por lo menos un año y ahora tomé la decisión”, afirma.
Esta labor la quiere realizar con una lista de consenso -como él la define- donde estarán representados todos los sectores de la Sonami. Lo acompañarán José Miguel Ibáñez, gerente general de Haldeman Mining Company, ligada a la familia Solari Donaggio, y Francisco Araya, representante de la Asociación Minera de Cabildo.
Si bien está concentrado en lograr el apoyo para asegurar su triunfo el próximo 31 de agosto -día de la votación-, por primera vez aborda en esta entrevista la investigación que lleva el Ministerio Público contra el ex ministro de la Segpres Jorge Insunza y el rol de Antofagasta Minerals en la compra del boletín que el también ex diputado distribuía en la minera. Tajantemente señala que no existe delito y que está tranquilo. “Si no estuviese seguro, no me hubiese presentado a candidato a la Sonami. No iba a correr un riesgo de ese tipo”, señala (ver recuadro).
Llevo 43 años de profesión minera y considero que es el momento de cambiar de actividad y dejar cargos ejecutivos. Esto me parece importante, sobre todo en una coyuntura como la actual, donde la minería está complicada. Mi postulación la siento como un deber, ya que todos tenemos que aportar para que la minería siga siendo una actividad importante, y eso me motiva.
¿Le costó la decisión dado que con esto cierra su fase ejecutiva?
Siempre cuestan este tipo de decisiones. Pero Alberto (Salas) no podía presentarse otra vez, porque ya completó dos períodos, y me pareció una buena oportunidad para que la Sonami tenga una continuidad. Esto lo hemos conversado con Alberto hace por lo menos un año y ahora tomé la decisión.
Pero luego de la Sonami, ¿qué hará?
El único plan que tengo ahora es presentarme a la Sonami y dedicarme durante los próximos tres años a ese gremio.
Y mirando más allá, ¿llegar a CPC?
No es el momento de pensar en eso. Además, esta es la primera vez que me dedico full time a una actividad gremial. En un principio, me siento cómodo yendo a la Sonami.
En el Consejo Minero usted tuvo doble militancia, ¿por qué ahora dejará Antofagasta Minerals?
Podría haber hecho las dos cosas, pero no habría hecho ninguna de las dos bien. Ahora salgo del grupo, termino mi trabajo a fines de agosto y ahí termina mi labor en el grupo Antofagasta.
En Antofagasta, ¿le jugó en contra que cuando llegó comenzara a sentirse la caída del precio?
No, porque me ha tocado lidiar con ciclos de precios bajos. Era claro que en algún momento había que cambiar la estrategia para defender el margen operacional y tomar todas las medidas para pasar este período de la mejor manera posible. Eso lo hemos logrado.
¿Su legado fue tener una empresa sana financieramente y no grande en términos de producción, como quería inicialmente?
El secreto en la minería es poder sobrevivir en buenas condiciones a los precios bajos y estar presentes en los ciclos de precios altos lo más grandes posible y eso es lo que hemos hecho acá. Siempre quedan cosas por hacer, pero el balance ha sido positivo. Estoy satisfecho.
Pero en Codelco estuvo dos años e hizo muchas más cosas, una de ellas el diseño del acuerdo Anglo y Codelco. En Amsa estuvo cuatro años y no hubo tantos cambios visibles…
Los desafíos en ambas empresas eran distintos. Esta empresa pasó de tener cuatro minas de distintas categorías y que se manejaban de forma más autónoma a cuatro minas más grandes y donde hemos capturado las sinergias de esta escala, lo que ha servido mucho para enfrentar este período, donde hay que preocuparse de los márgenes operacionales y los costos. Mi labor en Antofagasta Minerals era poder organizar este portafolio de operaciones de manera de seguir creciendo a una escala más grande. Eso se logró.
En su carrera, ¿el sabor amargo fue haber salido antes de Codelco?
En Codelco el plan era quedarse más tiempo, pero por las circunstancias decidí retirarme antes de lo planificado. Yo quería estar cuatro años, pero llegó un momento en que si me quedaba, no iba a poder aportar como quería, por una serie de trabas, y en el fondo, uno tiene que estar donde lo quieran. Pero Codelco fue una experiencia muy interesante.
¿Cómo fue la búsqueda de sus vicepresidentes para la mesa directiva de la Sonami?
Nuestra mesa es de consenso, está representada la pequeña y mediana minería y mi experiencia de la gran minería. Los tres candidatos a la mesa estamos enfrentados a la realidad de cada uno de estos estamentos. Eso es importante, porque sabemos cuáles son los problemas reales que tenemos. Eso es fundamental para poder hacer una labor en beneficio de la minería y de los mineros de Chile.
¿Cómo es su relación con las asociaciones mineras?
Creo que es buena. Los he estado conociendo. Yo también he estado relacionado con la pequeña minería, conozco cómo funciona y sé cuáles son los problemas que tiene. Por eso, creo que entre todos podemos hacer un buen trabajo para proteger a la pequeña y mediana minería en un escenario complejo como el actual.
¿Cuál es su diagnóstico de la situación de ese sector?
La baja de precios y los recortes ya ocurrieron, por eso, no creo que la situación empeore más. Es decir, lo más crítico de la crisis ya se vivió. Lo que sí nos deja tranquilos es el compromiso que el gobierno asumió con la pequeña minería de continuar con el precio de sustentación.
¿Qué le parece el nuevo mecanismo que está diseñando Hacienda?
Hoy, la política de sustentación no está en una ley y a las asociaciones mineras les gustaría tener algo definitivo, y eso es lo que prometió el ministro de Hacienda. Y también que el precio dependa del valor de largo plazo que considere el ministerio en sus proyecciones futuras.
¿Eso es bueno?
Es bueno. Este es un sistema que ha funcionado bien. No es un regalo, es un crédito que históricamente se ha pagado y tiene un costo mucho más bajo para el país que si no existiera este precio de sustentación, porque en vez de las 789 faenas que hoy están operando, tendríamos 300 y el Estado tendría que hacerse cargo de la gente sin trabajo. Ese sería un problema social importante y habría que hacer algo para enfrentarlo, sobre todo en las localidades donde la pequeña minería es la principal actividad.
¿Es bueno tener una política de sustentación considerando que siempre la Enami, que es la que la entrega, está en una situación de riesgo?
El precio de sustentación es un mecanismo efectivo, inteligente y que permite que esta actividad no desaparezca. Es necesaria. La Enami no es una empresa que está destinada a tener utilidades para el Estado. Es distinta que Codelco, cuyo principal objetivo es dar excedentes al Estado. Enami es una empresa de fomento, cuyo objetivo es complementar la cadena de valor que genera la pequeña minería.
¿Qué se puede hacer para que no esté en esta situación crítica, dado su rol de fomento?
La Enami hoy está bien manejada y el gran desafío que tiene es la inversión en Paipote para poder cumplir con la norma de emisiones de las fundiciones, que fue algo autoimpuesto también por el dueño, es decir, por el Estado. Entonces, me parece lógico que si el Estado exige estándares más altos, sea el Estado el que los financie.
Dada esta coyuntura, ¿hacía falta una voz más fuerte en la Sonami?
Mi gestión será de continuidad de lo hecho por Alberto, pero adaptada a la coyuntura y a lo que viene.
Pero usted tiene un sello más “peleador”…
Con la coyuntura actual hay que tratar de ser más propositivo y no negativo. Hay que tratar de enfrentar los problemas en conjunto con todos los grupos de interés y con todos los protagonistas que tienen que estar involucrados en los problemas.
Cuando estuvo en el Consejo Minero, la industria estaba en crisis y ahora, si asume, también…
Han cambiado algunas cosas. Los últimos precios de largo plazo que se ven son a cinco años y están alrededor de US$ 2,90. Ese valor visto hace tres años era muy conservador. Hoy, la economía chilena y la industria minera se han ido adaptando a la realidad del precio y eso ha dejado algunos muertos y heridos, pero si el precio se mantiene a los niveles actuales, la minería no se va a acabar, va a seguir, pero no va a crecer.
Entonces, ¿esta crisis va a durar más allá de 2018?
Habrá nuevamente un período en que el precio va a comenzar a subir y al principio las empresas no van a invertir mucho y luego, cuando vean que efectivamente es una subida de precios consistente, van a empezar a hacer los proyectos, pero esa construcción se va a demorar.
Viéndolo así, ¿la recuperación será a mediados de la próxima década?
Puede ser. En dos o tres años más va a empezar a subir el precio del cobre, y ahí vamos a tener unos cinco, seis o siete años de precios más atractivos y después veremos qué es lo que pasa. Lo que creo es que la producción chilena y del mundo no va a aumentar en los próximos cuatro o cinco años en forma importante.