Reducción de la desigualdad se frena desde 2013, por desaceleración de los ingresos
A fines del año pasado, el ingreso promedio per cápita del primer decil equivalía a 13,8 veces el ingreso del decil 10, cifra similar a la observada en 2013 y 2014. Según los expertos, la encuesta Casen 2015 también mostraría que los índices de desigualdad dejaron de mejorar.
Tras años de mejoras, la desigualdad en Chile dejó de reducirse desde 2013. Así lo muestran los datos de la última Encuesta Suplementaria de Ingresos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que recoge datos de la población según deciles.
A fines de 2015, el ingreso promedio per cápita del 10% más rico (decil 10) ascendía a $1.253.200. Esto es 13,8 veces el ingreso promedio per cápita del 10% más pobre (decil 1), que llegaba a $90.800. Ello, incluyendo las transferencias del Estado en educación, monetarias y no monetarias.
Dicha razón se ha mantenido similar en los últimos tres años, luego de disminuir considerablemente entre 2010 y 2013, cuando la diferencia entre los más pobres y más ricos pasó de 19,8 veces a 13,9 veces.
Excluyendo los subsidios del Estado, el 2015 el ingreso del décimo decil equivale a 18,6 veces el del primer decil, similar a 2013, cuando llegaba a 18,9 veces.
La misma tendencia se observa en los ingresos medios mensuales de los hogares, incluyendo y excluyendo a los subsidios estatales (ver infografía).
Según Andrés Hernando, investigador del CEP, “no es sorprendente que la desigualdad tienda a estancarse luego de 2013”. Dice que, según la evidencia internacional, hay solo dos cosas que afectan significativamente la distribución del ingreso en un país: la fracción de ingresos que los más pobres generan por sí mismos y las políticas redistributivas en forma de impuestos y transferencias progresivas. “En Chile, en los últimos años, nos hemos estancado o incluso retrocedido en la primera dimensión y hemos avanzado poco o nada en la segunda”, sostiene. El experto explica que el desempleo ha aumentado y las remuneraciones reales, que crecieron fuertemente en 2012 y 2013, lo hicieron mucho más lentamente durante 2014 y 2015. Además, los economistas coinciden en que el desempleo afecta a los grupos vulnerables más fuertemente.
Para Paulina Henoch, investigadora de LyD, el estancamiento de la desigualdad se debe a un efecto de ingreso y otro de ocupación. Por el lado de los ingresos, sostiene que, anteriormente, el incremento se concentró principalmente en los hogares de menores recursos, pero que entre 2014 y 2015 esto cambió, y los ingresos crecieron más en el último decil que en el primero.
Señala que en 2015, por ejemplo, el ingreso promedio de los hogares del decil más pobre creció 5,7% con transferencias del Estado, mientras que los del decil más rico aumentaron 8,2%.
Para Henoch, el crecimiento económico, expresado como incrementos en el ingreso de la población, sería la principal herramienta para reducir la pobreza, más que el efecto distributivo.
Esteban Puentes, académico de la Universidad de Chile, comenta que la menor actividad económica post 2013 puede explicar en parte por qué no sigue bajando la desigualdad. Sin embargo, levanta la hipótesis de que puede que se haya “llegado a un tope” y seguir reduciendo la desigualdad requiere ahora “otro tipo de esfuerzos”.
Casen 2015
Los tres expertos coinciden en que las cifras del INE podrían ser un adelanto de lo que mostrará la encuesta Casen 2015, cuyos resultados se conocerán a fines de este año. “Estos indicadores permiten ciertamente anticipar que no veremos buenas noticias en la dimensión de desigualdad a partir de esa encuesta. Es probable que la pobreza aún haya disminuido algo, pero me sorprendería ver un cambio importante en las medidas de desigualdad”, dice Hernando.
Henoch cree que habrá un estancamiento en la reducción de la pobreza, mirando lo que ha pasado con el deterioro en la creación de empleo y la desaceleración en el aumento de los ingresos.
“Es esperable que la Casen 2015 muestre un patrón similar a lo que muestra la encuesta del INE”, acota Puentes.