Diego Hernández: “El Estado no ha tenido una actitud de empresario responsable, sino una de rentista”
Entrevista con ex presidente ejecutivo de Codelco.
Para Diego Hernández, ex presidente ejecutivo de Codelco y actual candidato para presidir la Sonami, la minera tiene un problema estructural: una histórica baja capitalización, lo que ha derivado en un alto endeudamiento.
Bajo la idea de “no existen malas empresas, sino malos dueños”, explica que desde los inicios de la cuprífera el dueño ha fallado, al no tener una actitud responsable con el futuro de la empresa.
“Desde el principio de Codelco, independiente del tipo de gobierno, el Estado no ha recapitalizado en una forma en que lo habría una empresa normal. Esa es una falla del dueño, que es el estado, porque no ha tenido una actitud de empresario responsable, sino que ha tenido una actitud de rentista”, dice.
¿Cómo calificaría las cifras de Codelco y, en particular, la deuda?
-Sí, el endeudamiento es muy alto. Codelco tiene un nivel de deuda comparable a las empresas mineras con deudas más altas que hay en el mercado, es decir, tiene un nivel elevado. Y una de las dificultades de esto, y no por culpa de Codelco o una mala gestión, es que los proyectos de Codelco son de largo plazo porque llevan bastantes años para construirse. Particularmente la mina subterránea de Chuquicamata y Nuevo Nivel Mina El Teniente, son proyectos de cinco o seis años. Entonces, durante todo este periodo estás invirtiendo pero esa inversión no da un retorno y eso naturalmente que genera una dificultad adicional. De todas las inversiones que ha hecho Codelco en el último año, efectivamente la única que está generando caja es Ministro Hales que hoy está en producción, pero estos proyectos que no pueden ser de manera distinta -porque no se puede hacer una mina subterránea en un tiempo más corto- y tienen esa dificultad adicional que hace que la inversión se demora más en el pay-back, en devolver la plata, y el nivel de deuda es alto.
¿Cómo se lee la cantidad de demanda que tuvo el bono? Pareciera que Codelco sigue siendo atractivo para los inversionistas…
-Lo que pasa es que los papeles de Codelco, como es una empresa del Estado, tienen el respaldo del Estado de Chile y Chile tiene un buen credit rating; entonces Codelco de alguna manera hereda ese credit rating, o tiene ventaja por el mismo, porque el mercado sabe que no puede haber un default en el pago de la deuda.
¿Seguiría siendo conveniente que Codelco apueste por bonos para financiar su plan de inversiones y no con capitalización directa del Estado?
-Con ese nivel de deuda, desde el punto de vista financiero y de salud de la empresa, lógicamente la segunda alternativa es la más prudente.
¿Cómo se explica que el Estado no haya capitalizado lo suficiente a Codelco por tantos años?
-Porque desde el principio de Codelco, independiente del tipo de gobierno -Codelco se creó hace más de 40 años- el Estado no ha recapitalizado en una forma en que lo habría una empresa normal. Esa es una falla del dueño, que es el Estado, porque no ha tenido una actitud de empresario responsable, sino que ha tenido una actitud de rentista.
Con su experiencia tanto en la empresa pública como en la privada, ¿cómo considera que hoy se administra Codelco?
-Creo que en varias cosas se administra como una empresa privada, salvo en este tema (financiamiento), donde naturalmente si Codelco fuese una empresa privada no podría permitirse tener ese nivel de deuda ni lo tendría; porque el dueño habría tenido que dejar más plata adentro a lo largo de los años.
El viernes Nelson Pizarro dijo que el foco era atrasar proyectos y/o ajustarlos. Considerando las previsiones que apuntan que la producción de Codelco caerá hacia 2020, ¿eso es recomendable?
-Una cosa es lo que sería ideal para una empresa en términos de oportunidades para ejecutar los proyectos, y otra es la realidad, qué es lo que te puede permitir. Y con la coyuntura actual y la generación de caja que Codelco está teniendo, el poco apetito del dueño y las pocas posibilidades por capitalizar Codelco hoy día, la alternativa es atrasar los proyectos e ir haciéndolos con un cronograma distinto, adaptado a la capacidad financiera que tiene la empresa. O sea, si uno se quiere comprar tres autos y no hay plata, mejor comprar uno y luego los demás; la realidad es la realidad.