Sierra Gorda y Caserones, las mineras que llegaron tarde al superciclo, enfrentan problemas en producción, deudas y pérdidas
Las empresas de capitales polacos y japoneses, respectivamente, empezaron su puesta en marcha en 2014, y en 2015 fue su primer año completo de operaciones. Pese a estar en el país líder en cobre, hasta ahora no han logrado ganar ni un dólar con el metal rojo.
En Lubin, Polonia, y en Tokio, Japón, están particularmente atentos a lo que está ocurriendo en el norte de Chile. Sierra Gorda -controlada por la polaca KGHM Polska Miedz (55%) y la nipona Sumitomo (45%)- y Caserones, emprendimiento 100% japonés de Nippon y Mitsui, son dos compañías de la gran minería que entraron al final del boom del cobre, entre 2014 y 2015, con trágicas consecuencias: solo han registrado pérdidas, no han logrado los niveles de producción para las que fueron diseñadas y deben amortizar ahora parte de las altas inversiones que hicieron durante la etapa de construcción, con precios de insumos inflados a consecuencia del superciclo de antaño.
Hoy, en un escenario sombrío para las cupreras, las gerencias de ambas firmas en Chile se enfocan en sacar adelante la producción y resolver los problemas, pero en los cuarteles centrales barajan escenarios más drásticos.
Sierra Gorda ha perdido más de US$ 1.100 millones
Sierra Gorda, ubicada en la Segunda Región, suma pérdidas por casi US$ 1.200 millones en sus casi dos años de operación comercial. Registró un saldo en rojo de US$ 927 millones el año pasado y otro de US$ 222 millones en el primer semestre de 2016. Por ello está bajo revisión de su dueño, el gobierno polaco.
La semana pasada, informó Bloomberg, el ministro Mariusz Kaminiski dijo que la Agencia de Seguridad Interna de Polonia notificó a los organismos persecutores de un posible crimen cometido por los ejecutivos de KGHM Polska Miedz entre diciembre de 2010 y marzo de 2012 y pidió investigar, en concreto, la compra de Sierra Gorda.
Y al entregar los resultados semestrales hace pocos días, KGHM Polska Miedz declaró que Sierra Gorda debe revisar y optimizar los supuestos bajo los cuales fue hecha la inversión y alertó de los altos costos.
Según la compañía, dirigida en Chile por el ex ejecutivo de BHP Billiton Robert Wunder, el desempeño de la faena se vio significativamente afectado este año por los desafíos tecnológicos de procesar un mineral de relativamente baja calidad, proveniente de una zona de transición en el rajo.
Además de estos factores operativos, la pérdida neta se debe principalmente a los costos de los intereses de los préstamos para financiar la construcción de la mina entre 2012-2014 y la puesta en marcha de la planta.
¿Evalúa Sierra Gorda paralizar operaciones o vender? “En este difícil escenario, los propietarios deben evaluar seriamente todas las posibles alternativas”, responde Wunder.
El trabajo hoy, explica el ejecutivo, es “la revisión del plan operativo y de desarrollo a largo plazo de Sierra Gorda”, trabajo que se lleva a cabo en la propia empresa, en KGHM, Sumitomo, y “es también apoyado por expertos de clase mundial”, destaca.
Uno de los problemas más angustiosos es que el costo no baja -el costo operacional o cash cost (C1) del segundo trimestre de 2016 se sitúa en US$ 1,77 por libra, el más alto de las faenas operadas por la polaca KGHM-, pese a que redujeron la dotación de personal en 13% y han renegociado contratos clave.
Caserones: más de US$ 1.000 millones de saldo en rojo
Caserones, en la Región de Atacama, anotó pérdidas por US$ 460 millones en 2014 -cuando comenzó-, las que subieron a US$ 951 millones en 2015, y en el primer trimestre de este año registra también un saldo en rojo, de US$ 87 millones. A raíz de eso, en mayo la firma desvinculó al 10% de su personal y en agosto renunció su gerente general Ricardo López, reemplazándolo en su puesto Maciej Sciazko, ex ejecutivo de Sierra Gorda.
Casi simultáneamente, los trabajadores interpusieron una demanda laboral por la calidad del almuerzo, la que está en trámite.
Pese a que este sería su segundo año de operación, la planta no logra aún funcionar a plena capacidad y solo llega al 80%. Los dueños se han mostrado preocupados. El gerente de Finanzas de Mitsui, Keigo Matsubara, dijo que si las pérdidas continúan, “es posible que tengamos que tomar medidas con nuestros socios”.
Maciej Sciazko explicó que las pérdidas han continuado este año por la combinación de bajos precios del cobre y del molibdeno, una puesta en marcha más lenta de lo planeado y una estructura de costos “que hasta ahora reflejaba más bien la realidad de un proyecto que de una operación”.
El ejecutivo detalla que la estrategia es atacar dos frentes. Uno: aumentar la producción a la capacidad de diseño. Dos: reducir los costos unitarios. “Si bien hasta ahora no somos una empresa rentable, estamos ejecutando un plan de transformación para manejar ambos frentes”, dice Sciazko. Si todo sale bien, “seremos una empresa rentable el año que viene”.