Expectativas privadas se alejan del pesimismo y anticipan un escenario más optimista en 2017
El panorama se vislumbra más positivo para el comercio y en menor medida para el sector financiero y la construcción.
En medio de otro año de débil crecimiento, con un incremento del PIB que apenas llegaría a 1,5% de acuerdo a las estimaciones, el ánimo de los empresarios no logró repuntar y se consolidó en terreno neutro en 2016. Así lo revela el Índice de Confianza Empresarial (ICE), que en diciembre llegó a -0,1 puntos, lo que refleja un nivel neutral de las expectativas.
De acuerdo al indicador elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo en conjunto con Diario Financiero, sólo el sector agrícola se mantuvo en un nivel moderadamente pesimista al cierre del año, tras marcar -17,3 puntos. Sin embargo, el nivel representa un avance importante desde el peak de -52 puntos que marcó el rubro en agosto.
Los otros cinco sectores que mide el índice -comercio, construcción, financiero, industria y minería- mantuvieron un nivel neutral de expectativas al cierre del ejercicio. Y en diciembre destacó el avance de la minería, que aumentó más de cuatro puntos, a 1,7 unidades.
La visión general sobre demanda nacional, inventarios, trabajadores y las proyecciones sobre la situación del negocio, la economía y los precios de los insumos también se ubicaron en terreno neutral con variaciones acotadas durante diciembre, alejándose de niveles pesimistas por dos meses consecutivos.
¿Punto de inflexión?
El resultado arroja que las expectativas empresariales suman dos años en niveles neutrales, pero a diferencia de 2015, el ICE se mantuvo alejado de niveles pesimistas durante todo el 2016.
El economista y director del CEEN, Cristián Echeverría, destaca que esta vez todos los sectores, a excepción de agricultura, están consolidados en un terreno neutral “y eso marca un cambio”.
“Para este año creo que están las condiciones para que la confianza se solidifique, de ver repuntes en algunos sectores”, indica el experto. A pesar de prever una mejora general acotada, advirtió que en los sectores más volátiles -como la agricultura y la minería- el proceso podría ser más lento. Esto, ya que los agricultores seguirán vulnerables al desempeño de una canasta de monedas más allá del dólar, mientras que el sector minero se moverá en línea con lo que ocurra con el precio del cobre.
“Este año va a ser de bastante volatilidad en las monedas, por lo que el sector agrícola podría seguir en una especie de montaña rusa de confianza”, proyecta Echeverría.
Comercio sería uno de sectores donde la confianza empresarial podría evolucionar de manera positiva este 2017, a pesar que a nivel global se espera un desempeño más bien moderado.
“La baja en la inflación reciente hace rendir más los sueldos y eso mejora la confianza de los consumidores. Eso, más un desempleo que continuará en niveles cercanos a los actuales y algún crecimiento real en las remuneraciones, hará repuntar las compras este año”, explica. Las perspectivas también son positivas, aunque en menor medida, para el sector financiero y la construcción, mientras que en la minería un precio del cobre más alto podría mejorar la confianza, aunque el economista destacó que el escenario que se presenta hoy para dinamizar la inversión en el sector es mucho más favorable que en 2014 y 2015.
Los riesgos
El camino hacia la recuperación de la confianza no está exento de peligros, tanto internos como externos. Para el director del CEEN, turbulencias financieras asociadas con China o las políticas del nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, representan riesgos de baja probabilidad. No así los riesgos geopolíticos de Oriente Medio y Europa, a los que les asigna una probabilidad de ocurrencia intermedia.
A nivel interno, la incertidumbre política jugará un rol importante. “Los ánimos están bastantes sensibles ante el curso que pueda tomar Chile en los próximos cuatro años”, sostiene Echeverría.
En ese escenario, cree que los inversionistas continuarán en estado de “observación”, participando en nuevos proyectos solo para mantener la participación de mercado y evitando los despidos masivos, pero tampoco aumentando las contrataciones.
