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“Invertir en I+D no es un lujo de país desarrollado, es una condición para serlo”

“Invertir en I+D no es un lujo de país desarrollado, es una condición para serlo”

 

En marzo lanzará estrategia de ciencia, tecnología e innovación para bajar las tensiones entre crecimiento económico, sustentabilidad e inclusión social.

 

“Chile invierte poco en Investigación y Desarrollo (I+D) como porcentaje de su producto y está bajo en la comparación con los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos). Pero invertir en I+D no es un lujo de país desarrollado, es una condición para serlo. Debiéramos estar invirtiendo por sobre el 1%”. Así de categórico es Gonzalo Rivas, quien desde hace dos años preside el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID).

El experto sostiene que si se compara a Chile con otros países intensivos en recursos naturales -al menos un 50% de sus exportaciones derivadas de ellos-, cuando éstos tenían el mismo nivel de ingreso per cápita, el sector público invertía más que el privado, tal como ocurre hoy en el país (ver tabla). Esto se explica, dice, porque la I+D realizada en estas áreas demora muchos años en madurar. Por eso, “el reto es lograr fortalecer la cooperación entre el sector privado y público para hacer I+D de impacto”.

Pese a ello, Rivas ve con optimismo el futuro, dado que las empresas ya están trabajando coordinadas con la academia y el sector público y se muestran más conscientes. Esto, se refleja en una alza significativa en el uso de la Ley de I+D, cuyos montos certificados crecieron 80% en 2015 versus 2014.

-¿Cuáles son los principales avances de su gestión?

-Hemos conseguido, a través de las distintas comisiones, validar al consejo como un espacio para ponerse de acuerdo a largo plazo. Con las dos administraciones anteriores, entendimos que hace falta un acuerdo político para impulsar la innovación. No basta con congregar a representantes de los diferentes mundos (empresas, academia, sector público, etc.) para generar una propuesta inteligente, ese no es el problema, sino cómo derribamos barreras ideológicas, que impiden que logros de un gobierno puedan permanecer como políticas de Estado.

-¿Dónde están las oportunidades?

-Chile es reconocido, por ejemplo, por la resiliencia que tiene ante desastres naturales, pero no lo hemos visto como un espacio de innovación. ¿Por qué no desarrollamos una economía exportadora de estos servicios? El edificio más alto que se está construyendo en Nueva Zelanda, lo está haciendo una firma de ingenieros chilenos que es la misma que hizo Titanium y están usando los difusores sísmicos adaptados a las ráfagas de viento. La energía solar y las innovaciones para mejorar la disponibilidad del agua en Chile son otros de los sectores que se podrían desarrollar, porque tenemos la capacidad.

-¿Qué importancia le da el gobierno a la inversión extranjera?

-Todos estamos de acuerdo que es beneficioso para Chile, porque genera transferencia tecnológica e incrementa la I+D. La mitad de la que hacen países como Israel o Bélgica es producto de las transnacionales con sedes en esos países. La nueva Agencia de Inversión Extranjera está en eso.

-¿Por qué Chile aún no invierte el 1% del PIB en I+D?

-Hacer investigación es caro, debes tener equipamiento y foco. Pero es cierto que necesitamos invertir mucho más. Más que hablar del 1%, hay que aumentar la cantidad de personas que usan y gestionan el conocimiento de manera sistemática, porque se trata de una capacidad que el país mantiene en el tiempo. Eso se logra atrayendo más talento a las universidades, pero también a las empresas y al sector público.

-¿En qué pie está el sector privado?

-Cerca del 40% de la inversión en I+D es ejecutada por este sector y es poco. Las empresas requieren invertir más, porque están sometidas a una mayor competencia internacional. Si miras los distintos sectores productivos, salvo los berries, todos están con tasas de crecimiento decrecientes y las compañías están conscientes de eso. El Estado debe diseñar mecanismos que permitan a los privados invertir colectivamente.

-¿Qué rol debiera cumplir el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología?

-Tiene que ser un articulador. Lo peor que podría ocurrir es que sea un ministerio sectorial más. Debe ser capaz de abordar desafíos complejos del país, establecer acuerdos y convocar a distintos actores y ministerios. Necesitamos un sector público que avance en digitalización y este ministerio tiene que ayudar.

-¿Cuáles son los desafíos del CNID para 2017?

-En marzo lanzaremos una nueva estrategia de gobierno, que contempla cinco medidas de mediano y largo plazo construidas con los actores del sector, cuyo fin es usar la ciencia, la tecnología e innovación, no sólo en competitividad empresarial, sino también en la disminución de tensiones entre el crecimiento económico, sustentabilidad ambiental e inclusión social. Debiéramos concentrarnos en materializar esta estrategia, con nuevos proyectos de ley y abrochar avances, como la creación de un marco para las inversiones mineras, diseño de un instituto público para desastres naturales, y organización de una red de centros y facultades de investigación en agua.

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