Ministro Hales: Así funciona la mina más automatizada de Chile
División también trabaja con análisis de datos Gracias a un sofisticado sistema de softwares , las operaciones son monitoreadas y comandadas desde Santiago. Con estos procesos, la división se ha ahorrado cerca de US$ 50 millones al año.
Más de 1.200 kilómetros. Esa es la distancia que separa a la división Ministro Hales de Codelco, ubicada en las cercanías de Calama, con su Centro de Operaciones Remotas (COR), instalado en pleno barrio El Golf, en Santiago.
Inaugurada en 2010, la división es la más moderna de la estatal y en sus operaciones el COR juega un rol esencial, ya que desde sus instalaciones se dirige gran parte de las operaciones de la mina, cuyos procesos están mayoritariamente automatizados. “Esta mina, sobre todo el diseño de las plantas, parte desde sus inicios con un alto grado de sensorización y automatización, en temas de control. El proyecto se diseñó alrededor de 2008 y 2009 y obviamente, esa tecnología ha ido evolucionando y hemos ido actualizándonos, pero partimos con la tecnología de punta del momento y eso ya es tierra fértil para todo lo que se ha hecho”, cuenta Jaime Rivera, gerente general de Ministro Hales.
El ejecutivo agrega que, actualmente, tienen tres procesos principales: la mina, la planta concentradora y la tostación, siendo este último el que tiene el mayor grado de automatización. “Partimos por ahí porque la puesta en marcha nos puso muchos desafíos y tuvimos que desarrollar capacidades para controlar eso”, explica.
Agrega que tanto la concentradora como la mina tienen menores grados de automatización, pero que están en proceso de incorporar más procesos de ese tipo, en especial de análisis de datos. “Tenemos grandes cantidades de información de todo tipo de cosas, hasta del clima y la ubicación de los camiones. Se le puede hacer un seguimiento al mineral, el estado de operación de los equipos en tiempo real, los flujos, el consumo corriente en los equipos, la temperatura ambiente, los ruidos las vibraciones (…) la idea principal es utilizar estas grandes cantidades de información para tomar mejores decisiones y ojalá estas decisiones estén automatizadas”, dice Rivera.
Los diferentes grados de automatización de la mina están teniendo impactos concretos en las faenas. En septiembre pasado, por ejemplo, en las instalaciones del COR en Santiago se detectaron fallas en el tostador. Se trataba de fallas casi imperceptibles, pero que el sistema pudo detectar gracias a que percibió cambios en los flujos y las temperaturas y bajas en el rendimiento. Así, el equipo encargado de la maquinaria en la mina viajó hasta Santiago, para entender la problemática y junto a los analistas tomar decisiones. Como se trataba de una falla mecánica, que no significaba problemas de seguridad para los operarios en terreno, se optó por continuar con la faena, pero dándole más libertad al software para que tomara decisiones. Más tarde, cuando finalmente se pudo reparar la falla, los trabajadores se vieron ante la disyuntiva de utilizar la versión antigua del software o la que tenía más autonomía, decantándose por esta última. “El tostador mejoró su rendimiento, aproximadamente, en un punto y medio porcentual, que no es poco, y resulta que eso ya quedó plasmado en el código de programación”, cuenta Rivera.
El gerente general de la división explica que los softwares con los que trabajan apuntan a que, en la medida en que van recabando información, hagan sus propios análisis y se alimenten a sí mismos, para que logren ser más precisos. “Operamos sin perder las destrezas analógicas, nosotros estamos en una lógica de que nuestros operadores de las plantas sean operadores analistas y estén para promover proyectos de mejoras a los códigos de programación sin perder sus habilidades naturales”, dice, agregando que anualmente en Ministro Hales se ahorran US$ 50 millones, gracias a los procesos de automatización.