Generación Distribuida: ¿Qué horizontes y retos enfrenta?
Identificar las barreras que han impedido que la generación de autoconsumo con y sin inyección pueda crecer, es la apuesta de Acesol. Aquí las opiniones de especialistas que analizan el escenario que enfrenta la generación distribuida.
Un 40% de la nueva capacidad instalada en el sistema al 2040 podría ser de naturaleza distribuida. Estimación que podría resultar conservadora, considerando que la generación distribuida y otros recursos distribuidos -según la literatura-entregan una serie de beneficios adicionales respecto a resiliencia del sistema eléctrico, adaptabilidad a condiciones económicas debido a su modularidad, aumento de competencia en el mercado eléctrico, entre otras ventajas. Esta es una de las proyecciones derivadas del proyecto realizado entre el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y el Ministerio de Energía, el cual permite evaluar diversos escenarios de expansión del sistema eléctrico considerando recursos distribuidos. El informe delinea un futuro auspicioso para la generación distribuida en un contexto donde este tipo de generación conlleva importantes desafíos. Los números así lo indican: hoy la generación distribuida en netbilling (proyectos menores a 300 kW) está en más de 90 MW de capacidad instalada y en Pequeños Medios de Generación Distribuida o PMGD (proyectos menores a 9 MW) en 1.250 MW, esta última cifra considerando solo los proyectos de generación renovable. Pero desde la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol) critican que actualmente en 7 años de vigencia el netbilling no alcanza al 1% de la capacidad instalada de generación, mientras que si bien los PMGD alcanzaron el 20% de la matriz, en la entidad gremial anticipan que no seguirá creciendo al mismo ritmo de los últimos tres años dado el cambio en el régimen de precios. Por esto desde Acesol señalan que están trabajando en concretar una estrategia de generación distribuida, que partiría por un estudio que permita identificar las barreras que han impedido que la generación de autoconsumo, con y sin inyección, pueda crecer y ser un eje del desarrollo futuro de la generación. “¿Por qué no tenemos un sistema fotovoltaico en cada uno de los techos disponibles? Esto se debe a la falta de un mensaje atractivo para las personas y para la pequeña, mediana y gran empresa respecto de los beneficios que conlleva la generación distribuida entendida como autoconsumo. Somos un país privilegiado en radiación solar, por lo que podemos formar parte de la transición energética que el mundo necesita”, afirma Aura Rearte, directora de Estudios y Regulación de Acesol. Miradas críticas Sumando diagnósticos, el profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. Católica de Chile, Matías Negrete-Pincetic, asegura que no se ha logrado aprovechar el potencial que existe en este campo. En su opinión, diversos beneficios de la generación distribuida no solamente se asocian al recurso mismo, por ejemplo, los paneles solares, sino que frente a una penetración relevante, estos recursos pueden entregar servicios de flexibilidad al sistema, que cada vez serán más necesarios. “Para lograr lo anterior es necesario integrarlos de manera efectiva, lo que implica tener la posibilidad de controlarlos y coordinarlos. Ello requiere contar con tecnologías de información, digitalización, manejo de datos y una serie de dimensiones que van mucho más allá de los MWs instalados”, dice el académico y también socio de la consultora Vinken. Por su parte, Rearte hace hincapié en que los netbilling están en una constante adversidad con el proceso de conexión. En su opinión, hay casos en que las respuestas por parte de la empresa distribuidora no están en sintonía con la búsqueda de una solución conjunta, “sino solo cumplir con el mínimo exigido”, critica. “Para los clientes más grandes como empresas que aspiran a reducir sus cuentas, siempre existe la preocupación que se inicie un proceso de baja del límite para ser cliente libre y que, por lo tanto, pierdan el derecho que por ley es solo para los clientes regulados de autogenerar su propia energía y así disminuir el total de su facturación, además de generar una reducción inmediata de la huella de carbono en su línea de producción”, agrega la experta. En este mismo escenario, la especialista de Acesol asevera que la generación distribuida debería ser exclusiva para tecnologías renovables. ¿La razón? Que existan más de 200 MW en diésel -a su juicio- solo se justifica a través del pago que hoy se recibe por potencia de suficiencia. “Al observar la operación de los días críticos de hace unas semanas, que gatilló el actual decreto de racionamiento, se comprueba que no contaban con combustible. Se espera que este tipo de situaciones sean castigadas adecuadamente en el nuevo reglamento de potencia que debiera iniciar su consulta pública en el corto plazo, pero la tarea no termina ahí. Todo nuevo incentivo para la generación distribuida debiera estar acotado a proyectos renovables, única forma que esté alineado con la crisis climática”, expresa Rearte. Trazando proyecciones ¿Qué desafíos, entonces, enfrenta la generación distribuida? Los expertos consultados en este artículo coinciden en que el principal reto tiene relación con aspectos regulatorios y cambios en el diseño de los mercados, que permitan bajar las barreras de entrada a las tecnologías vinculadas con la generación distribuida. De igual manera, según Matías Negrete Pincetic, es necesario reconocer que estos recursos son y serán parte relevante del desarrollo de los sistemas eléctricos. “Toda la investigación y desarrollos de vanguardia apunta a redes y sistemas cada vez más descentralizados y distribuidos, complementando la visión histórica de desarrollo en base a grandes centrales e infraestructura de transmisión. En específico, se deben realizar mejoras en los diseños de mercados mayoristas y minoristas de electricidad; en los procesos de planificación energética de largo plazo; en el acceso a crédito para consumidores que quieran autoabastecerse; y en el fomento de actividades de I+D en soluciones tecnológicas para la integración efectiva de recursos energéticos distribuidos”, explica el académico. Asimismo, Aura Rearte añade que resulta urgente una modernización de la distribución. De acuerdo a su análisis, si se desea avanzar en frenar el cambio climático, la red actual no sostiene generación distribuida para todas las viviendas. “Se volvería inoperable y no permitiría recoger los beneficios de trasladar demanda a otros horarios y, con ello, contribuir a gestionarla, además de no solucionar todos los problemas de la matriz energética con más generación”, dice. |