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En los tiempos actuales, la necesidad de una minería descentralizada, inteligente, verde y segura es imperativa. Estamos en un punto de inflexión donde la tradición y la tecnología deben entrelazarse para enfrentar desafíos y aprovechar oportunidades.

El reciente estudio “Digitalización para una Minería 4.0”, se destaca que el sector está trabajando intensamente en soluciones que alinean sus operaciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030. Las metas son claras: procesos predictivos, tecnologías IoT integradas, monitoreo transparente, eficiencia energética y comunicación de riesgos en tiempo real.

Las tecnologías emergentes son las protagonistas en este cambio. Desde telemetría avanzada, equipos autónomos, centralización de datos, gemelos digitales, hasta la nube y la robotización. Estos desarrollos son fundamentales para minimizar errores, prever problemas y tomar decisiones basadas en datos en tiempo real.

Sin embargo, el desafío es mayúsculo. El 2023 ha mostrado que, aunque la dirección es correcta, aún queda camino por recorrer. Enfrentamos la realidad de menores leyes de cobre, lo que exige reducciones drásticas en costos operativos. Los proyectos que realmente impacten positivamente en costos y eficiencia serán los que lideren el camino.

El potencial de la región como líder en producción de cobre, y ahora con el boom del litio, nos posiciona en un escenario único. Es crucial invertir y adoptar herramientas como inteligencia artificial, computación en la nube y observabilidad integral, entre otras. La automatización de procesos, la virtualización y el uso de tecnologías de vanguardia en seguridad y control, no son solo tendencias, son necesidades.

La transformación digital en la minería, especialmente en el contexto del litio, es una oportunidad sin precedentes. La convergencia de tecnologías, la colaboración entre instituciones y la visión de futuro son claves para consolidar una minería más segura, eficiente y sostenible.