Potenciando el cobre
Sus esfuerzos y perseverancia llevaron a dos amigos, Bartolomé y Gastón, a trasformar en realidad sus sueños: formar la empresa Cunov y a través de laminas de cobre darle un nuevo uso a esta materia prima.
Mientras estudiaban Ingeniera Civil Industrial en la Universidad Católica, Bartolomé Soler y Gastón Tello estaban inquietos. ¿El motivo? pensaban en una manera de trabajar para darle un nuevo valor y uso al cobre, la principal exportación del país.
Tras terminar sus estudios, estos compañeros y amigos crearon en 2014 la empresa Cunov, dedicada a la elaboración de láminas de cobre adaptables a las superficies.
“Fue en 2013 cuando partimos inicialmente con el desarrollo y búsqueda de tecnologías, y de una nueva manera de incorporar cobre en servicios de salud y equipamientos en general”, dice Bartolomé Soler.
La particularidad de éstas láminas es que están elaboradas con cobre antimicrobiano, característica muy importante en los centros de salud, ya que hace que las superficies sean seguras para los pacientes al no albergar gérmenes.
Con el sistema CUhealth, metodología en base a la cual diseñan e instalan los productos que ofrecen, buscan generar un nuevo estándar de higiene a través de las instalaciones y mantención de las láminas de cobre, en especial, en los hospitales. Pero no se conforman con eso, recientemente agregaron a sus productos las carcasas para celulares.
Con 26 y 27 años respectivamente, Bartolomé y Gastón han sabido enfrentar el impacto de la desaceleración global en el valor del cobre, transformándolo en una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas a través de sus propiedades antimicrobianas.
El uso del cobre en los centros de salud lo concretaron en 2014. Ese año hicieron diversos estudios y pruebas en el Hospital Sótero del Río para constatar las propiedades de esta materia prima.
Después de tener los resultados y comprobar que sí funcionaba, la infectóloga Tamara Viviani se integró al equipo. Con ella dentro de la firma, lograron obtener la certificación de la International Copper Association (ICA).
“Una vez certificados, comenzamos nuestro periodo comercial en marzo de 2015 y asistimos a una feria de emprendedores, en la que sacamos el premio al primer lugar por el emprendimiento más novedoso”, cuenta Soler.
Este salto, gracias a la certificación, marcó un antes y un después de la marca. De una inversión inicial en torno a los $ 6 millones, pasaron a invertir cerca de $ 60 millones en el desarrollo de sus productos.
Sin embargo, a pesar de los éxitos que han tenido en la corta vida de su firma, el inicio no fue sencillo. Bartolomé cuenta que convencer a los centros médicos no fue algo fácil.
“Con anterioridad habían escuchado la idea de usar cobre, pero con reemplazo inmobiliario (…) cuando notaron que era recubrimiento y no reemplazo, les hizo sentido su uso, porque era innovación de bajo costo y fácil implementación”, cuenta.
La firma actualmente cuenta con el apoyo de Corfo y de UDD Ventures. En cuanto a sus proyecciones de crecimiento, desde el equipo de Cunov plantean que por ahora no se ponen límites. “Nos vemos con un 2016 donde vamos a salir a buscar propuestas y negocios afuera”, cuenta Soler, y agrega “vemos este año con altas expectativas”.
A la fecha ya cerraron un contrato en Santa Cruz, Bolivia, para llevar representantes de la empresa y exportar sus productos.
“Somos los únicos en el mundo que hemos implementado las laminas de cobre en el área de la salud y, al mismo tiempo, accequibles y de rápida implementación”, señala Soler.