Chile fue el país que más cambió sus impuestos en 2014
Aunque el principal objetivo era recaudar más, la reforma incorporó muchos principios del plan de la OCDE contra la elusión.
(La Tercera) Chile es el país que más cambios verá en su sistema tributario en 2015, entre los 32 estudiados por EY en su informe anual sobre tendencias en política fiscal. La reforma del año pasado modificó 12 de los 18 puntos que mide el estudio y, señala el texto, “desafortunadamente, la mayoría de estos cambios creará una mayor carga para los contribuyentes empresa”. De hecho, es el único país del grupo donde se sabe o espera que haya un incremento en la tasa del Impuesto a la Renta de las empresas.
Aunque Chile va a contracorriente al subir el impuesto corporativo, ya que EY concluye que la tendencia hacia una tasa baja y de base amplia que ha imperado en la última década sigue siendo dominante, 10 de los 32 países analizados verán un incremento en la carga tributaria de sus compañías.
El informe resalta que muchos de los cambios contemplados en la reforma tributaria chilena de 2014 siguen otra tendencia global: incorporar en las legislaciones nacionales los principios del plan contra la elusión (Beps, su sigla en inglés) encabezado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
El estudio de EY resalta que “el año pasado hubo un nivel de cambios sin precedentes en el paisaje tributario internacional”, lo que atribuyó en gran parte a los resultados del trabajo de la Ocde y el Grupo de las 20 mayores economías (G20) en construir consensos y diseñar instrumentos desde septiembre de 2014.
El informe recoge “cambios sorprendentes en las políticas nacionales, con 40% de los encuestados citando una actividad ‘significativa’ de reforma tributaria, aún cuando las recomendaciones finales del Beps siguen pendientes”. De hecho, 35% de los 32 países analizados han implementado (o planean hacerlo) normas para abordar los espacios de arbitraje tributario internacional.
“Los impuestos son como nunca antes el punto focal de la agenda política global”, dijo Chris Sanger, líder de Política Tributaria Global en EY, añadiendo que “con la aceleración de iniciativas como el Proyecto Beps, las autoridades están optando por reaccionar ahora y adaptarse después, en lugar de esperar las recomendaciones”. Esto, comentó, “acrecienta aún más la incertidumbre tributaria que enfrentan las empresas en 2015”.
El director del Centro de Política Fiscal de la Ocde, Pascal Saint-Amans, dijo esta semana en Estambul, donde asistió a la reunión de ministros de Hacienda del G20, que los avances para cerrar los resquicios que usan multinacionales y personas con grandes fortunas para evadir impuestos marcha “extremadamente rápido”.
En declaraciones a la agencia DPA, Saint-Amans apuntó al caso del banco HSBC, que ayudó a clientes millonarios a eludir impuestos hasta 2007, con cuentas protegidas por el secreto bancario en Suiza, y aseguró que “ese tipo de cosas no volverán a ocurrir (…) para los individuos de altos ingresos, la era del secreto bancario realmente está llegando a su fin”.
La Ocde quiere tener 15 principios en marcha de cara a la cita clave del G20 de fines de este año para que los países empiecen a cambiar la manera en que pagan impuestos las multinacionales. Una de las ideas es reemplazar unos 3.000 acuerdos de doble tributación en todo el mundo por un único tratado multilateral, que Saint-Amans espera que esté listo en 2016 y sea ratificado por los países a partir de 2017.
El Proyecto Beps también contempla el intercambio automático de información financiera con fines tributarios. A partir de 2016, las empresas multinacionales con ingresos (ventas) superiores a 750 millones de euros anuales, tendrán que declarar ante la autoridad tributaria de su país de origen sus ingresos en cada uno de los países en los que opera y, desde 2017, los países intercambiarán esta información para cotejarla.
El estudio de EY dice que la reforma en Chile no fue resultado directo del Beps, pero sí comparte muchos de sus objetivos, lo que es visible, por ejemplo, en los nuevos poderes para fiscalizar sistemas digitales, la obligación de informar de fideicomisos e inversiones en el exterior, normas para empresas bajo control extranjero, y la adopción formal del principio de “sustancia sobre forma”. EY distingue el último punto como un cambio cultural para Chile, con los auditores recalcando a sus clientes que ya “no es suficiente que sea legal”.